El historiador literario Josep Maria Castellet eligió a varios para su antología "Nueve novísimos poetas españoles" Esta antología tuvo una gran repercusión de forma inmediata ya que supuso un verdadero cambio y también una gran polémica en cuanto al criterio de selección y a la forma de entender la poesía de los poetas antologados. Los nueve novísimos eran: José María Álvarez, Félix de Azúa, Guillermo Carnero, Pere Gimferrer, Antonio Martínez Sarrión, Vicente Molina Foix, Ana María Moix, Leopoldo María Panero y Manuel Vázquez Montalbán. (leído en wikipedia)
Cuando Pedro Gimferrer publicó, en 1963, Mensaje del Tetrarca, la regularidad de la rima asonante y una escansión generalmente endecasilábica, además de la casi nula distribución del libro, impidieron que se valorara la novedad de esos versos del joven autor (contaba entonces dieciocho años). En 1966 daba a conocer Gimferrer Arde el mar, Premio Nacional de Poesía correspondiente a ese año, que se convirtió en bandera de una nueva sensibilidad, considerada por el propio poeta ajena a la tradición de la postguerra y a la poesía española coetánea. Un año después, en 1967, Guillermo Carnero publicaba su esplendente Dibujo de la muerte, con lo que se precisaba nítidamente ya una de las más ricas vetas -la del esteticismo- del nuevo panorama poético. Otras vertientes quedaban apresadas en títulos de esos mismos años: José-Miguel Ullán, Amor peninsular (1965) y Un humano poder (1966); Jorge Urrutia, Lágrimas saladas (1966) y Amor canto el primero (1967); Vázquez Montalbán, Una educación sentimental (1967); Martínez Sarrión, Teatro de operaciones (1967); Félix de Azúa, Cepo para nutria (1968); Antonio Carvajal, Tigres en el jardín (1968); Gimferrer, La muerte en Beverly Hills (1968); Juan Luis Panero, A través del tiempo (1968); Antonio Colinas, Preludios a una noche total (1969); Jaime Siles, Génesis de la luz (1969); Jenaro Talens, Víspera de la destrucción (1970); Leopoldo María Panero, Así se fundó Carnaby Street (1970); Pedro J. de la Peña, Fabulación del tiempo (1971); Luis Alberto de Cuenca, Los retratos (1971); Luis Antonio de Villena, Sublime solarium (1971)... (leído en Cervantes Virtual)
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