viernes, 12 de noviembre de 2010

Experiencia laboral, camarero

Durante el verano de 2010 tuve la oportunidad de trabajar como camarero en un mesón medieval. No es un restaurante que funcione todo el año, sino un local que se abre solo durante el verano y que tiene la característica de ofrecer a los turistas un divertimento lúdico además de gastronómico.
No es que se ciñeran demasiado a la realidad de la cocina medieval, pues además de chorizos, quesos y carnes asadas, todo correctamente medieval, se ofrecia en la carta "tortilla de patata" y ensalada mixta (tomate, lechuga y cebolla). Para beber además de cerveza, vino y agua, muy medieval, también había coca cola, trinaranjus y otras modernidades.
Una nota sobre la cocina medieval, y una receta.

Los libros con recetas que han llegado hasta nosotros son todos posteriores al 1300, pero nos descubren sabores insólitos como, la leche de almendras o el agua de rosas. Era muy común recurrir a sabores agridulces, muy comunes en la cocina arabe actual o en la cocina latinoamericana.

Pastel de calabaza (Receta Andalusí conocida desde el siglo IX)

Ingredientes para 4 personas:
700 grs. de calabaza,
40 grs. de uvas pasas,
20 grs. de mantequilla,
50 grs. de harina,
50 grs. de azúcar,
250 ml. de leche caliente,
cascara de limón rallado,
nuez moscada, canela, pimienta y sal.

Pelar y cortar en pedazos grandes la calabaza madura, dejarla a remojo en agua fría durante 10 minutos. Seguidamente hervir durante 10 minutos en agua con un poco de sal. Escurrir y sofreír en una sartén con la mantequilla hasta que se evapore la humedad y quede un puré.
Calentar el horno a unos 170°. Mezclar en un bol los huevos, la leche y harina, añadir el puré de calabaza con las pasas , la corteza de limón rallada y condimentar.
Cocinar en el horno al baño maría unos 40 minutos aprox.
Dejar enfriar y servir espolvoreado de canela.

Volviendo a mi experiencia laboral, mi función como camarero era sencilla, acompañar a la gente a la mesa más conveniente, tomar nota de lo que deseaban consumir, bebidas y comida; dejar el pedido en la cocina para que se fuera preparando, e ir sirviendo las bebidas. Llevara las bebidas y el pan para aligerar la espera; y una vez lista la comida llevarla a la mesa rápidamente para que no se enfriara.

Aunque hay un protocolo para servir, y yo lo conozco ... comenzar por la cabecera de la mesa, luego las personas más ancianas, después los niños y por último los adultos y jóvenes, en el mesón en que trabajaba no era necesario mantener este tipo de etiqueta, primero por que nadie lo esperaba y segundo por que en muchos casos la gente pedía raciones para compartir, de modo que bastaba con ir llevando los platos a la mesa según iban saliendo de la cocina.

Algo importante que aprendí fue a tener ojos para todas las meses, y no hacer que la gente tuviera que estar pendiente de mi, llamándome desesperadamente cuando querían otra cerveza, o un vaso de agua.

Lo más pesado de la experiencia fueron la gran cantidad de horas que pasas en pie, algunos días hasta 12 horas, lo que fortaleció mucho mis gemelos. Y tener que dejar todo limpio y recogido para el día siguiente, cuando ya estas cansado de trabajar y lo único que quieres es irte a tu casa.

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