miércoles, 10 de noviembre de 2010

Reinos cristianos, unificación

Podemos hablar de dos focos principales de reinos que permanecieron resistentes a la influencia islamica, y que son el origen de los posteriores reinos cristianos, según iban avanzando hacia el sur.

Por una parte esta el foco asturiano, Pelayo a la cabeza, que empezó con la batalla de Covadonga de 722. Los cronistas árabes describen un enfrentamiento con un reducido grupo de cristianos, a los que tras vencer se desiste de perseguir al considerarlos inofensivos.

Probablemente fuera una victoria cristiana sobre un pequeño contingente de exploración. La realidad es que esta victoria tuvo una importancia estratégica que permitió mantenerse independiente e ir incorporando nuevas tierras a sus dominios, las batallas más sonadas fueron la de Lutos, Polvoraria y la toma de Lisboa en 798.

El segundo foco se originó con la resistencia carolingia de Carlos Martel que rechazo la invasión musulmana de Aquitania en la Batalla de Poitiers en 732. Eso dio origen a otros focos cristianos en la península: el reino de Pamplona, los actualmente llamados condados catalanes, y los de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza.

El Condado de Barcelona se convirtió muy pronto en el condado dominante de la zona. Con el tiempo, tras la unión dinástica entre el el Reino de Aragón y el conjunto de condados vinculados al de Barcelona, daría origen a la Corona de Aragón. Posteriormente, los dominios de esta corona se extendieron hacia el sur y el Mediterráneo.

El Reino de Aragón tiene su origen en un condado procedente de la Marca Hispánica.

El avance de los reinos cristianos en la Península Ibérica fue un proceso lento, discontinuo y complejo en el que se alternaron períodos de expansión con otros de estabilización de fronteras y en el que muchas veces diferentes reinos o núcleos cristianos siguieron también ritmos de expansión distintos, a la vez que se remodelaban internamente a lo largo del tiempo (con uniones, divisiones y reagrupaciones territoriales de signo dinástico) y a la vez que, también, cambiaba internamente la forma y fuerza del poder musulmán peninsular al que se enfrentaban (que experimentó diversas fases de poder centralizado y períodos de disgregación).

Asimismo la expansión estuvo salpicada de continuos conflictos y cambiantes pactos entre reinos cristianos, negociaciones y acuerdos con poderes regionales musulmanes y, puntualmente, alianzas cristianas más amplias contra aquellos como la que se dio en la Batalla de Simancas (939), que aseguró el control cristiano del Valle del Duero y del Tormes; o la más sonada (por su excepcionalidad) y de más amplios vuelos en la Batalla de las Navas de Tolosa en 1212, que supuso el principio del fin de la presencia almohade en la Península Ibérica.

En paralelo al avance militar se produjo un proceso de colonización, con el asentamiento de población cristiana. Repoblación que varió en sus características según el ritmo y modelo de la conquista y el volumen de la población musulmana preexistente.

3 comentarios:

shanti dijo...

aqui tampoco puedo leer nada y mira que me inteersa este tema.en casa andamos con los visigodos y su "morbus gotorum".creo que es el fondo.

Carmen Ibarlucea dijo...

Santhi, prueba a tomar el texto en bloque y pegarlo en un documento de texto. Creo que el problema es con el navegador, quizás usas Explorer y nosotros usamos Linux como sistema operativo, y Mozilla como navegador, quizás por eso lo que nosotros vemos no es lo mismo que ven ustedes.

Cariños inmensos,

shanti dijo...

pues si que son los navegadores.lo corté y si lo pude leer .gracias