viernes, 26 de noviembre de 2010

Pintura Barroca española



VELÁZQUEZ

Hasta Los borrachos, Velázquez pintaba sus personajes con contornos precisos y destacándolos claramente de los fondos, sus pinceladas eran opacas y empastadas.

En su primer viaje a Italia realizó una radical transformación de su estilo. En este viaje el pintor ensayó nuevas técnicas buscando la luminosidad. Velázquez, que había ido desarrollando su técnica en los años anteriores, concluyó esta transformación a mediados de 1630 donde se considera que encontró su lenguaje pictórico mediante una combinación de pinceladas sueltas de colores transparentes y toques precisos de pigmento para resaltar los detalles.

A partir de La Fragua de Vulcano, pintada en Italia, la preparación de los cuadros cambió y se mantuvo el resto de su vida. Se componía básicamente de blanco de plomo aplicado con espátula, que formaba un fondo de gran luminosidad complementada con pinceladas cada vez más transparentes.[35] En La rendición de Breda y en el Retrato ecuestre de Baltasar Carlos, pintados en la década de 1630, concluyó este cambio. El recurso de fondos claros y capas transparentes de color para crear una gran luminosidad eran frecuentes en pintores flamencos e italianos, pero Velázquez desarrolló esta técnica hasta extremos nunca vistos.

RIVERA

Le gustan los modelos de la vida cotidiana, de ruda presencia, que plasma con pinceladas prietas y delimitadoras de modo semejante a lo que hacen caravagístas nórdicos, los cuales ejercen gran influencia en sus obras por su contacto en Roma. A partir de 1626, se poseen abundantes obras fechadas que dan testimonio de su maestría. Su pasta pictórica se hace más densa, modelada con el pincel y subrayada por la luz con una casi obsesiva búsqueda de la verdad material, táctil, de la realidad y su relieve.

ZURBARAN

El maestro de La sábana de la Verónica, era un gran pintor animalista , como se observa al observar el simple cordero con las patas atadas del Agnus Dei. Se puede apreciar la calidad de la textura de la lana, era un extraordinario maestro de las sensaciones táctiles.

También destacó en las naturalezas muertas dando prueba del cuidado respetuoso (casi afectuoso) que ponía en el trato de los objetos modestos, dotados, no obstante, de un valor simbólico. Hasta tal punto era así que Antonio Bonet-Correa subrayó que «sus naturalezas muertas tienen una densidad, una plenitud tan vigorosa que, aunque sólo sean uno de los elementos de una composición, su presencia se impone del mismo modo que la escena principal» (q.v., Enciclopedia Universales, 1996 «Durante toda su carrera, Zurbarán puso un cuidado especial en la representación de los objetos. p. 271).

MURILLO

destacó como creador de tipos femeninos e infantiles: del candor de La muchacha con flores al realismo vivo y directo de sus niños de la calle, pilluelos y mendigos, que constituyen un prodigioso estudio de la vida popular.

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